El comandante Garrone había tomado la mejor elección aquella tarde gris de un otoño avanzado, podía sentirse el dolor en el pecho de la despedida, los draghettos y embarcaciones que estaban alrededor y que nos daban paso, lo felicitaban por haber puesto la canción “Com’è triste Venezia” de Charles Aznavour, mientras partíamos por última vez de Venecia rumbo a Génova, para comenzar con el cruce Transatlántico.
Aquella mañana me levanté tempranísimo, porque quería ver la llegada a la ciudad, para esa altura del embarque, casi 6 meses, levantarme era casi una tortura física, sin embargo, ese día quería despedirme, como solía hacerlo en cada lugar que lo sentía propio, debía impregnarme los ojos y marcarlo a fuego en el alma, como si fuera la última vez que estaría allí. Desayuné en la Sala Staff, al lado de la ventana, sola, sin nadie que pudiera hacerme perder ni un instante de ese arribo, y ahí me quedé mirando la ciudad, como iban apareciendo uno tras otro aquellos majestuosos palacios, iglesias y edificios tan llenos de historias que me daban tanta satisfacción ver…
Venecia fue una de esas pocas ciudades que me llenaron el alma cuando visité por primera vez, en aquel recorrido por Europa cuando tenía 18 años. Solamente estuve unas pocas horas porque estábamos en un viaje maratónico por toda Europa, esos viajes en los que elegís comer como pajarito para tener más plata para visitar otro lugar, y por supuesto, me hizo sentir que era poco. Visitar las distintas islas en los draghettos, desde Murano, con su arte en cristales e ir a la fábrica para ver cómo realizaban algunas de sus obras o los puestos donde te mostraban cómo hacían esos hermosos animalitos pequeños; Lido con su aire de exclusividad, y Burano con sus colores me resultaron maravillosas. Pero el mismo traslado de un lado a otro en las embarcaciones tenía una agradable sensación.
Llegamos a la Estación Santa Lucia de Venecia, al salir tuvimos la suerte que una persona nos regaló el pase por el día de draghettos, un barco colectivo. Antes de salir a recorrer las islas, quisimos conocer los puntos más importantes, cuando solo estás unas horas no hay tiempo de tanto turismo. Puntos obligatorios: Plaza San Marcos con sus Cafés todo alrededor, Basílica San Marcos, El Palacio Ducal, el Puente de los Suspiros, que a diferencia del romanticismo que da la palabra era un suspiro de sufrimiento cuando pasaban los presos de ser juzgados a la cárcel; la Biblioteca Nacional, el Puente Rialto, si hay dinero poder hacer un recorrido en góndola (el precio no baja de los USD 100). Es necesario caminar mucho, porque en cada vuelta de algún canal, porque acá no existen las esquinas, hay un monumento, un palacio, una plaza con una fuente antigua, una iglesia, un local con artesanías maravillosas, un museo que conocer, una puerta antigua, una ventana decorada, todo por descubrir y disfrutar. Es una de esas ciudades que se destacan, de esas que no se encuentran en otros países, aun cuando hayan querido imitarla. Pedro El Grande de Rusia, cuando la visitó por primera vez no pudo evitar enamorarse de su encanto y decidió construir la ciudad de sus sueños, y convertirla en una nueva Capital de Rusia al estilo Venecia, así nació San Petersburgo.
El Puente de Rialto - Fotografía de Stefano Mangini |
Durante los veranos es bastante calurosa y el hecho de tener que caminarla hace más pesada la visita. Como también hay muchísimos más turistas que ensucian bastante la ciudad, dejando bolsas, paquetes y botellas en el agua.
Acercándose el invierno, comienza a sentirse la humedad y el frío. Los días son más grises y llenos de bruma y neblina, volviéndola una ciudad aun más misteriosa de lo que es.
La vida volvió a darme otra oportunidad cuando el puerto base era Venecia, al comenzar a trabajar en cruceros. Todas las semanas volvíamos a “nuestra casa”, llegábamos a las 8 de la mañana, los pasajeros hacían su desembarque y yo debía trabajar en puerto para ayudar en los embarques de los nuevos pasajeros, porque con el personal de tierra no daban abasto. A las 18hs partíamos nuevamente. Fue una alegría inmensa cuando alquilaron el crucero por 1 semana para realizar un Congreso de Medicina, no solo habíamos cambiado los destinos de las islas griegas, sino que estuvimos 4 días amarrados en el puerto de Venecia.
Puerto de Venecia |
Los empleados de cruceros solemos correr fuera del barco, como escapados de la cárcel, cada vez que llegamos a tierra, así es que estar 4 días en un mismo lugar era un milagro. Salimos todas las noches, una de esas noches fuimos a un lugar alejado del puerto, un bar bailable. Comenzamos nuestras caminatas desde el puerto hacia Piazza San Marco, la noche estaba bien oscura, esas de película de terror donde solo se ve el camino por las luces de los faroles llenos de bruma por la humedad. Aquellos caminos por los canales angostos me hicieron sentir que no caminábamos solos, tenía la impresión de que en algún momento aparecería el Fantasma de la Opera con su máscara y su capa negra. De noche es una ciudad tan concurrida por fantasmas y pocas almas vivas, que cada paso era una comunión con ellos. Al regresar, ya de madrugada, nos tomamos fotos en la Piazza San Marco que era otro milagro verla vacía, éramos solo nosotros riéndonos a carcajadas disfrutando de una ciudad aparentemente vacía. Estábamos tan cansados de caminar que regresamos al puerto en una lancha taxi disfrutando hasta de ese regreso rápido.
Fotografía de Sean Tiner |
La noche siguiente elegimos una disco latina de la isla Lido, fue sumamente alocada, distinta. Regresamos a las 5 de la mañana, de una noche tapada, fría y lo más divertido de todo era que el puerto estaba cerrado, por lo que tuvimos que trepar paredes, ahí mis amigos conocieron mis dotes de “araña” rápida para trepar y saltar, fui la primera en hacer el cruce y la que avisaba cómo estaba todo para poder hacerlo. Así es que al llegar me encuentro con el silbido de Placido, un oficial de 2da que se encontraba de guardia, con el que trabajaba en el Puente de Comando y retándome entre enojo y envidia por haber salido, preguntándome cómo había logrado entrar al puerto, pero estábamos todos tan alegres con esta semana fuera de serie que no nos importaba nada. Ser Secretaria de Capitán me daba esa impunidad de no ser reprendida ni sancionada, pero sí me esperaba una mañana con todos los chistes por mis ojeras y cara de cansada.
Fotografía de Sean Tiner |
Allí estábamos un montón de personas en el puente de comando, todos los Oficiales y comandantes, Ingeniero, los Pilotines (comandantes de tierra que sacaban el barco hasta aguas abiertas de Venecia), las que hacíamos los anuncios en los distintos idiomas, parecía una fiesta silenciosa. Las luces del Puente estaban a media luz, la música de Charles Aznavour sonando mientras íbamos saliendo, la gente desde tierra saludando, las embarcaciones como escoltándonos mientras saludaban al Cmte. Garrone, él estaba contento y me preguntaba si había sido buena la elección, el siempre me preguntaba todo y le encantaba que yo siempre estuviera informada para responderle, ¡por supuesto había sido su mejor elección!. Di el anuncio al estilo Guía Turística en español bastante argentinizado y pedí permiso para observar la ciudad desde mi lugar preferido, ala externa babor.
Com’è triste Venezia - Qué triste es Venecia
Soltanto un anno dopo - Solamente un año después
Com’è triste Venezia - Qué triste que es Venecia
Se non si ama più - Si no se ama más
Si cercano parole - Se buscan las palabras
Che nessuno dirà - Que ninguno dirá
E si vorrebbe piangere - Y te gustaría llorar
Non si può più - Ya no puedes más
Com’è triste Venezia - Qué triste es Venecia
Se nella barca c’è - Si en el barco estás
Soltanto un gondoliere - Solamente un gondolero
Che guarda verso te - Que te mira
E non ti chiede niente - Y no te pregunta nada
Perché negli occhi tuoi - Porque en tus ojos
E dentro la tua mente - Y dentro de tu mente
C’è soltanto Lei - Solo estás tú
Com’è triste Venezia - Qué triste es Venecia
Soltanto un anno dopo - Solamente un año después
Com’è triste Venezia - Qué triste es Venecia
Se non si ama più - Si no se ama más
I musei e le chiese - Los museos y las iglesias
Si aprono per noi - Se abren para nosotros
Ma non lo sanno - Pero no lo saben
Che ormai tu non ci sei - Que ahora no estás aquí
Com’è triste Venezia - Qué triste es Venecia
Di sera la laguna - Por la tarde en la laguna
Se si cerca una mano - Si se busca una mano
Che non si trova più - Que no se encuentra más
Si fa dell’ironia - Se convierte en ironía
Davanti a quella luna - Delante de aquella luna
Che un dì ti ha vista mia - Que un día te ha visto mia
E non ti vede più - Y no te ve más
Addio gabbiani in volo - Adiós gabiotas en vuelo
Che un giorno salutaste - Que un día saludaste
Due punti neri al suolo - Dos manchas negras en el suelo
Addio anche da lei - Adiós también de parte de ella
Troppo triste Venezia - Demasiado triste Venecia
Soltanto un anno dopo - Solamente un año después
Troppo triste Venezia - Demasiado triste Venecia
Se non si ama più - Si no se ama más
Soltanto un anno dopo - Solamente un año después
Com’è triste Venezia - Qué triste que es Venecia
Se non si ama più - Si no se ama más
Si cercano parole - Se buscan las palabras
Che nessuno dirà - Que ninguno dirá
E si vorrebbe piangere - Y te gustaría llorar
Non si può più - Ya no puedes más
Com’è triste Venezia - Qué triste es Venecia
Se nella barca c’è - Si en el barco estás
Soltanto un gondoliere - Solamente un gondolero
Che guarda verso te - Que te mira
E non ti chiede niente - Y no te pregunta nada
Perché negli occhi tuoi - Porque en tus ojos
E dentro la tua mente - Y dentro de tu mente
C’è soltanto Lei - Solo estás tú
Com’è triste Venezia - Qué triste es Venecia
Soltanto un anno dopo - Solamente un año después
Com’è triste Venezia - Qué triste es Venecia
Se non si ama più - Si no se ama más
I musei e le chiese - Los museos y las iglesias
Si aprono per noi - Se abren para nosotros
Ma non lo sanno - Pero no lo saben
Che ormai tu non ci sei - Que ahora no estás aquí
Com’è triste Venezia - Qué triste es Venecia
Di sera la laguna - Por la tarde en la laguna
Se si cerca una mano - Si se busca una mano
Che non si trova più - Que no se encuentra más
Si fa dell’ironia - Se convierte en ironía
Davanti a quella luna - Delante de aquella luna
Che un dì ti ha vista mia - Que un día te ha visto mia
E non ti vede più - Y no te ve más
Addio gabbiani in volo - Adiós gabiotas en vuelo
Che un giorno salutaste - Que un día saludaste
Due punti neri al suolo - Dos manchas negras en el suelo
Addio anche da lei - Adiós también de parte de ella
Troppo triste Venezia - Demasiado triste Venecia
Soltanto un anno dopo - Solamente un año después
Troppo triste Venezia - Demasiado triste Venecia
Se non si ama più - Si no se ama más
Tan justo para ese lugar y momento, tan justo para esa imagen que pude guardar, Venecia es de esos lugares que mirando fotografías uno puede siempre sentir lo que se sintió y yo vuelvo siempre al mismo instante de aquella caminata nocturna y mi posterior despedida desde el barco, aun cuando el Universo siempre me permite regresar.
La fotografía de la portada también es de Stefano Mangini, un gran amigo de vidas, podrán ver los maravillosos trabajos de Portals en http://www.restlesstravellers.com/portals
Comentarios
Publicar un comentario