Búsqueda Laboral


Mi profesión siempre estuvo cargada de aquello que me gustaba realizar y en el momento en el que tenía ganas. Cuando tenía 18 años a mi padre lo destinaron a Moscú, Rusia, y yo aun no tenía muy en claro qué estudiar en la Universidad, y la experiencia viviendo fuera del país era algo que siempre quise tener y aún más en ese país del que nadie del mundo occidental tenía mucha idea, por eso partí con mis padres. Una vez allí tomé la decisión que no hablaría español hasta mi regreso para poder conectar más rápido con el país y su gente, solo lo hacía con mis padres, y admito que cada vez lo hablaba mezclando con el idioma ruso. Quería absorber absolutamente todo lo que podía, así es que también tomé clases de japonés y solía caminar charlando con la gente, reconociéndolos, descubriéndolos. Viajé incansablemente por países que jamás había ni estudiado en el colegio, y me enamoré de las culturas y sus secretos, entonces había decidido que mi vida era descubrir mundos, culturas y aprender viajando.
En aquellos años había surgido una carrera nueva que solo era de nivel Terciario, que se llamaba Administración Hotelera, ya antes de viajar a Moscú averigüé en la cuna de esta carrera en Suiza, pero el precio para estudiar era sumamente elevado. En Buenos Aires existía una sola Institución que tenía doble titulación con Hocking College, Ohio, USA. Por suerte, o lamentablemente, siempre busco lo que sea menos común, esa actividad o situación que a nadie se le pasaría por la cabeza realizarlo, Hotelería era “la carrera” entonces.
Al terminar mis estudios partí a Sao Paulo, Brasil, a la casa de unos amigos, con el deseo de encontrar trabajo allí. Estuve unos meses y decidí volver a Buenos Aires para allí aplicar en búsquedas de Costa Cruceros. Cuando embarqué en Venecia sentí que tocaba el cielo con las manos, que había llegado al Paraíso donde te pagaban por trabajar viajando por el mundo ¡por supuesto que fui feliz! Estuve casi 1 año, los primeros 5 meses fueron el éxtasis mismo, los meses siguientes comenzaron a ser cuesta arriba, el cuerpo comenzaba a hacer notar lo que significaba trabajar sin descanso de lunes a lunes y aún más horas de lo que el contrato indicaba. Amaba lo que hacía, más aún amaba viajar y conocer gente nueva todas las semanas, pero nada era gratis. Así es que al desembarcar decidí, aunque me costara tanto, dejar los barcos, porque quería tener otras experiencias laborales.
Un buen día me encontré trabajando en un Banco americano, y si bien la idea de trabajar en Recursos Humanos no estaba en mi experiencia, si lo era la parte de eventos y yo trabajé para la Logística de Capacitación. Y una tarea llevó a la otra que terminé trabajando durante 13 años en distintos sectores. Aprendí muchísimo, me gustó la experiencia, pero la vida me llevaba a buscar otro rumbo y fue cuando comencé a estudiar más todo lo espiritual.
El camino espiritual es muy difícil, es más trabajoso, lleva mucho estudio, disciplina, protección, confianza extrema y no es fácil vivir de esto, por lo menos a mí me resultó muy complicado, demasiada gente considera que debería ser gratuito y como tal, ni tus amigos, ni familia se le ocurre pagarte por leerle las cartas del Tarot, limpiar su casa o realizarte alguna sanación, porque lo espiritual tiene el prejuicio de ser impartido gratuitamente, como si el aprendizaje lo fuera también, se cobra y extremadamente caro en algunas ocasiones.
Nuevamente me encontré yendo a lo viejo conocido, cuando los trabajos Freelance eran casi nulos y el negocio familiar bajó mucho las ventas. Después de una búsqueda intensa durante un año, que en los primeros meses era lo que deseaba y los últimos era a cualquier cosa donde mi capacidad mental podía abarcar, hasta que echaron de mi marido de su trabajo después de 25 años, un Cáncer y una familia… claro, los dueños de empresas pensarán “no somos una ONG” “no hacemos beneficencia” o las razones que puedan tener, no voy a detallar la charla previa de este “gran empresario” en esta ocasión, ni los detalles indemnizatorios. Mi búsqueda pasó a ser “desesperante”. Comencé a tocar a todos mis contactos, esos que uno no quería “molestar”, y recibí respuestas maravillosas como otras que yo no podía creer, como las que detallo:

“Elimina la palabra urgencia de tu mensaje, así no te muestras tan débil. Para la negociación. Nadie te va a contratar por urgencia sino porque tienes la necesidad.”

“Te entiendo mira recién entro y estoy entendiendo un poco la cosa veremos qué onda igual, Lo tengo en cuenta. ¡Mientras tanto ánimo y suerte!”

Otras respuestas fueron la ignorancia completa, ni siquiera una manito con el dedo como diciendo “OK”. Igualmente, yo me quedo con estas respuestas:

“¡Hola, Lo lamento mucho! Que feo inicio del año. No tengo dudas que más rápido que tarde, se revertirá... Voy a seguir con las antenas paradas para ver si puedo darte una alegría. Te mando un gran abrazo. No pierdas la fe, por favor. Un abrazo”

“¡Hola Mary, que momento!  pero bueno tranqui que algo vamos a encontrar. Cuando puedas me pasarías tu cv.? ¿Vos por dónde vivís? Gracias y estoy atenta a las búsquedas que puedan surgir de tu perfil.”

“Hola¡¡¡¡ ya verás como pronto retomas tus proyectos laborales, tienes mucha energía y actitud positiva y eso es clave para iniciar este proceso de búsqueda.... yo por mi parte voy a apoyarte en lo que pueda desde aquí... voy a mover contactos. Please pásame tu CV. Bueno empecemos por aquí y en todo lo que pueda cuenta conmigo. Besos,”

Entre tantas otras que no publico porque me pasaban su número de teléfono para agendar una reunión o un mail para que le envíe mi CV y el de mi marido. También recibí WhatsApp maravillosos. Me sorprendieron personas con las que laboralmente he tenido poco contacto, tuvieron las mejores respuestas y una actitud positiva.
Lo que me sorprendió aún más, a medida que pasaban los días y algunas pocas respuestas negativas de empresas, era notar en los diferentes grupos de búsquedas o en LinkedIn comentarios con este tipo de respuestas o sin respuestas que recibían en este proceso tan duro, doloroso y extenuante, como también fallas en el trato de los reclutadores o políticas de las empresas en selección:

“Todos los que reclutamos personas BASTA DE PEDIR PRETENSIONES DE SUELDO. Todos sabemos cuál es un presupuesto y cuánto está dispuesto a pagar por tal puesto. Nivelemos hacia arriba, que los postulantes sepan condiciones desde el día cero y sean ellos los que decidan o no si se acomodan a su necesidad. (Como también hay que aprender a responder a los postulantes la decisión que se tomó y no dejarlos esperando para siempre)”

“MIL DISCULPAS LAS MOLESTIAS POR FAVOR SÓLO LES SUPLICO UN CLICK. POR SI ALGUIEN ME DA UNA OPORTUNIDAD DE TRABAJO. QUE DIOS LES DEVUELVA EL DOBLE EN BENDICIONES. ¡IGUALMENTE, MUCHAS GRACIAS!!!!”

“He postulado a un empleo ofrecido por LinkedIn, he enviado mi CV, me han respondido de vuelta preguntándome la ya famosa "Pretensión de Renta" he mandado el mail de vuelta con mi pretensión, y después de eso... "cri-cri-cri". Ya un poco agotada de lo mismo, escribí un mensaje vía LinkedIn a la reclutadora, y ella con un tono un tanto molesto me responde "SI NO TE CONTESTO EL CORREO ES PORQUE ESTAS FUERA DE RANGO" Sin embargo, igual te responderé el correo (a modo de excepción), al rato, efectivamente me respondió "estás fuera de rango (deja de hinchar)" o al menos así se sintió. De todos los puestos a los cuales postulo, siempre tengo la curiosidad de saber el por qué no sigo, me he cuestionado mucho mi CV, sin embargo, me di cuenta de que en 90% de los casos es la renta la que impide avanzar. Si tan solo indicarán con transparencia la renta propuesta quizá uno no postularía y de esta forma se evitarían las preguntas sobre el proceso que veo les es un tanto molesto. Sin tan sólo nos dieran un breve mensaje diciendo, gracias por tu interés a nuestra compañía, pero no calzas con el perfil requerido, sería lo ideal.”

“Siento que son muy pocas las personas generosas que se preocupan por el otro. Es muy fácil cuando uno tiene trabajo, pero hay que ponerse un poco en el lugar del otro y lo feo que es estar sin trabajo. Ojalá que los que lo tienen nunca se encuentren de este otro porque es muy feo pedir ayuda y que muy pocas personas colaboren. Qué triste, la sociedad no avanza. Una pena.”

“Hace un tiempo me despidieron, nunca supieron darme una razón concreta porque sabían que era un error. Para alivianar la culpa me llenaron de promesas e ilusiones haciéndome creer que seguiría trabajando como proveedor. Luego de unos meses esperando ese nuevo contrato me di cuenta de que era una mentira y decidí continuar mi camino. Entregué mi departamento que ya no podía costear, cancelé una beca de estudios que me habían otorgado por la misma razón y entré en la desesperada búsqueda laboral. Difícil tarea la de buscar trabajo, cuando unos años atrás era yo quien hacía la selección de personal. Rodeada de angustia y frustración porque nadie me llamaba para una entrevista, comencé a tomar nota de toda mi experiencia tanto seleccionando personal como buscando trabajo. Las fallas eran incontables, los procesos mal hechos, falta de humanidad en cada rincón. En ese momento fue muy claro, era hora de emprender y solucionar esas fallas.”

Ya he estado en este lugar años anteriores, he cambiado de rubro laboral en varias oportunidades en mi vida, claramente estoy íntimamente relacionada con el cambio y disfruto nuevas experiencias, pero en las diversas oportunidades la necesidad era distinta. Si bien soy muy aventurera y no tengo miedo a nuevos rumbos, cuando hay hijos detrás se dificulta un poco, personalmente me encantaría vender todo y hacer lo que he leído por ahí de algunas familias, vivir la vida viajando, acá el único tema es que al estar en familia uno debe negociar qué puede o no puede hacer. Lo ideal es poder encontrarse con reclutadores más empáticos, más cercanos a la gente, menos pretenciones discordantes, donde hagan menos blogs de inclusión y de cuán empáticos son con la sociedad y la gente que quieren que trabajen con ellos y la realidad a la hora de seleccionar. Hace poco leí un posteo en LinkedIn donde indicaban la alegría que les daba un cliente que cuando le preguntaba “¿Qué tipo de perfil necesitas para que tu empresa crezca?”, le respondieron “Cualquier persona, que tenga las ganas, la pasión y sobre todo la ACTITUD, sin importar la edad”. Sin embargo, estas cosas son maravillosas dichas y escritas, pero a la hora de empezar a seleccionar lo primero que eliminan es por edad, luego por estudios, etc y se quedan con el más joven, para tiempo después quejarse por su actitud poco comprometida con la empresa. 


Mi intención es poder ayudar a todos los que estén en este proceso como yo, desde posteos de búsquedas que me entere o de cómo buscar en ciertas industrias. Porque es ayudando como me ayudo yo también. Y en el mientras tanto, seguiré detrás de este TESORO que la vida me puso a buscar. ¡No bajemos los brazos, lo mejor siempre es lo que está por venir!

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